domingo, 4 de octubre de 2009

Una cajita feliz

Estoy enfadado con este mundo de mierda. Estoy totalmente fúrico, fuera de mí, con rabia escurriendo espuma blanca por mis labios, con los ojos rojos derramando lava en lugar de lágrimas.


¿En qué puto recodo se metió Dios cuando dejó morir pequeños que nunca conocieron la sonrisa? Sus dientes nunca reflejaron el sol, nunca mataron ni en defensa propia, nunca tramaron algo maléfico.

Nunca blasfemaron como lo estoy haciendo yo

Nunca pudieron hacer una manifestación y estorbaron molestando a transeúntes y ciudadanos conformes con el pedacito de mierda que les tocó de la ciudad.

Ellos jamás fumaron algo que no tenían que fumar, ni en lugar donde estaba prohibido.

Ellos jamás conocerán un infarto al corazón por tanto tragar calorías de comida tragada por simple gula.

Ellos jamás tuvieron su cajita feliz. Acaso sintieron los brazos sucios pero cálidos de su madre antes de desvanecerse muriendo por el hambre de sus pequeños dientes. No como las moscas que ya lo estaban esperando, saboreando su futuro y efímero cuerpecillo.

Ni siquiera pudieron romperle el corazón a un amor.


¿Qué estoy escribiendo? ¿Por qué mis penas de amor se esfuman, se transforman en nada? El ver atrás, para un lado, ver otro mundo. No es el que me estuvieron contando página a página todos estos años. Segundo a segundo, sensación por sensación. Vivir, todo se resume en eso, no podemos controlar nuestra existencia, ni siquiera pedí vivir, no lo controlo. Como morir, esas son elecciones...


¿Por qué desvivirse? ¿Alcanzaré una cajita feliz?

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