lunes, 14 de abril de 2008

De la manzana y el diablo

Manzanas y Evas… ¿Cómo Dios nos pide NO tocar eso, no arrancarlo del árbol y chuparle todo el néctar? Esta completamente loco este Dios ¡ayúdalo Freud! ¡No sabe lo que pide, pide cosas horrendas! Pero no pierdo tiempo. No sabes lo que pides.

Carne caliente, carne que se mueve y que pide otra carne. Dios, me das libre albedrío, ¡déjame entonces morder! Así me evito discusiones y los dimes y diretes, protocolos que me quitan aire, tiempo, paciencia, me vuelven loco, como un dios.

De la diabla, imposible no desear. De sus manzanas que NO debo sentir, de todo los dioses que me lo prohíben. ¡Maldita sociedad, maldita cultura, malditos pecados! a nuestros traumas ¿que me impide tocar y morder manzanas? ¡Dios, no sabes nada! pero la diabla si, en especial la diabla.

Eres cruel medusa que no debo ver, que me vuelves piedra sin siquiera mirarte. Maldigo todo menos esto. Esto es vivo, es al rojo vivo, es la sangre viva que me hace vivo. Toda tú y tus jugos, te ríes y lo sabes. Diabla, no eres otra cosa que la manzana en pechos, en manos, en ojos y en carne.

Si te absorbo el néctar, si te desgarro con mi ser primitivo, si me pierdo entre tus cáscaras, muero, fallezco, me pudres y me voy al infierno. ¿Y si la víbora, el diablo, era la manzana? ¿Y si la víbora somos nosotros queriendo comer la manzana? No te debo desear ni comer ¡Ni que se me ocurra! Pobre de mí, sin salidas, entre la diabla y la sed. Que cruel eres, Dios, que cruel eres. No sabes lo que pides…amén.

Carroña

Paso por las montañas. Camino hacia lo alto y me tiro pa´ arrastrarme desnudo entre la tierra. Raspado como las serpientes, sucio y oliendo el polvo, con las uñas rotas y el sexo entre las piedras. Coralillos rondando entre mi rostro y las manos sudadas. Con el sol, con las nubes, con el aire seco y con mis ojos, quiero irme, quiero perderme, tan sólo un momento, un suspiro. Alejarme tan sólo un minuto de las risas sin sabor, sin olores de mentira. Tomar la brisa de lo alto, abrir brazos, respirar el viento. Ampollas destrozadas y yo tan feliz. Parar el tiempo, no esperar nada. Cantar, silbar y reír contigo mismo. Abrazarte, besarte, ver junto al cimarrón como el mundo cae. Ser lechuza de los aires, piruetas de animal. No llevar carga del diablo ni de nadie. Patear la flora y espinarme, sangrar, huir, agonizar, ser carroña. Ver luces falsas a lo lejos, sin aliento, cerrar la vista, cerrarme de todo, sonreír y callar.

domingo, 13 de abril de 2008

Al soñar húmedo

Marea alta en mar caliente, en mar demente, sin estrellas. Ruido del cielo y se insultan las nubes sin llegar al acuerdo, o soy tonto o cero cuerdo. Nado en llamas, sin respuesta alguna del caos, ni siquiera ecos, nacen llagas. Loco de miedo, enredado en abismos de razón, palpita recio el corazón. Trago aguas saladas pero mis dentros también se consumen. Creo sentir el aroma de tu perfume. Sudor frío al oler vértigo, látigo, contigo. Se alejan olas solitarias, tranquilas, regreso en bestia, cala ya mi pestilencia. El retorno a siluetas de pánico en mirada incrédula, huelo carne fresca, trémula. Anhelos profundos en cuerda floja, frágil como la hoja. A tus ojos negros de esa noche, la más negra. Trepo al barco que no esperaba y a tu auxilio, a tomar tu mano con uñas largas, las más largas. Al crepúsculo del Morfeo macabro ante dientes que me mastican y sombras que platican. Cala horrible tu balazo y tan roto el limbo por tu regazo. Despierto y se me antoja regalarte un abrazo y una rosa, sin espinas. No quiero lo bonito ni lo ortodoxo, dame hasta tus anginas.